La existencia
de tres grandes Imperios (Rusia, Austria y Turquía) de carácter multinacional,
fue el factor decisivo del estallido de los movimientos nacionalistas en esta parte de Europa.
El declinante
Imperio turco-otomano, incapaz de hacer frente a las sublevaciones de los
serbios, rumanos, búlgaros, albaneses y otros balcánicos, fue paulatinamente
perdiendo esos territorios que se convirtieron en nuevos estados independientes.
Los imperios
ruso y austríaco observaban con expectación este proceso y aspiraban a obtener beneficios territoriales o, al menos una buena penetración política y económica en los nuevos
Estados. Cada uno de ellos ofrecía su apoyo interesado a los diversos pueblos.
Esta pugna por los Balcanes, junto con los problemas que hacían enfrentarse a estos pueblos entre sí, se convertiría, a
posteriori, en el factor precipitante de la Primera guerra mundial, después de las
dos guerras Balcánicas de 1812 y 1813. El choque de intereses entre las grandes potencias alimentó las rivalidades nacionalistas de los pueblos
Balcánicos.
Aparentemente
el Imperio Ruso era fuerte y cohesionado: la autocracia zarista imponía su
poderío en cuantos territorios controlaba y establecía la rusificación de toda la población
del Imperio a través de un rígido control policial, militar y político.Hasta el final de la primera guerra mundial no empezarán a aparecer con fuerza los nacionalismos
aplastados por Rusia, como los de Polonia, Repúblicas Bálticas, Ucrania, Repúblicas
transcaucásicas, etc.,
Austria buscó
vías diferentes para solucionar los problemas derivados del carácter multinacional de su imperio. Tras su derrota en 1866 el Imperio se articuló sobre la base de “la monarquía dual” austro-húngara. De esta forma Austria presidía una serie de territorios al Norte y al Oeste del Imperio, mientras Hungría
controlaba directamente los territorios del Este y del Sur. Este sistema de una mayor flexibilidad política que otros
anteriores,
se convirtió no obstante, en un nuevo centralismo dual, ya que mientras Austria germanizaba sus
territorios Hungría magiarizaba los suyos, provocando rebeliones y descontentos
entre los numerosos pueblos eslavos que vivían bajo la autoridad del Imperio. Sólo
el final de
la primera guerra mundial con la
derrota del Imperio Austro-Húngaro permitirá la independencia de todos los
pueblos que habían estado sometidos a los grandes imperios de Europa Oriental,
según el principio de las nacionalidades, establecido por Wilson.
No hay comentarios:
Publicar un comentario