Después del
fracaso del 48, el movimiento contra la dominación austríaca en el Norte y por
la unificación de toda Italia se reavivó en 1859. El motor de este proceso fue
el rey de Piamonte, Víctor Manuel II, y su primer ministro, Cavour. Éste negoció el apoyo de Francia a cambio de la cesión territorial de
Niza (Acuerdo de Plombières) y en el59, se lanzó a la guerra contra Austria,
consiguiendo la liberación de Milán y la Lombardía. Al año siguiente los ducados de Piamonte. En ese mismo año Garibaldi realizó La popular expedición de los camisas rojas, que
consiguió, un año después, acabar con la monarquía borbónica del reino de
Nápoles. La unión de Nápoles a Piamonte induce la incorporación de las Marcas y la Umbría al proceso. En 1861 Italia aprovecha la guerra
austro-prusiana para anexionar el reino de Venecia. Sólo quedaban pendientes los Estados Pontificios, protegidos
por un ejército francés. La derrota de Luis Napoleón Bonaparte en 1870 facilita
la ocupación de los territorios papales y la conversión real de Roma en capital del reino de Italia. Este
se constituye como un estado unitario, regido por una Carta otorgada, el
Estatuto de Piamonte de 1848, que funcionaba como una Constitución, aunque no era plenamente liberal.
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