viernes, 25 de octubre de 2013

ARTHUR SCHOPENHAUER (1788~1860)




Schopenhauer es el primero de los irracionalistas del siglo XIX. En el año 1820 fue habilitado como profesor en Berlín ejerciendo como docente privado durante un breve período de tiempo, pero sus cursos fueron un rotundo fracaso ya que los anunció a la misma hora que Hegel por el que sentía un verdade­ro desprecio. Finalmente se retiraría de la universidad, hacia la cual manifestó siempre una cierta hostilidad como consecuencia de su fraca­so académico. Sólo al final de su vida llegaría el reconocimiento a su labor ostentando una fama con la que jamás pudo soñar.
Sus obras más importantes son: El mundo como voluntad y represen­tación y Parerga y Paralipómenos. También cabe destacar El fundamento de la moral y Sobre la libertad de la voluntad.
Schopenhauer parte, como Kant, de la distinción entre la cosa en sí y el fenómeno. La voluntad es el principio y la esencia del mundo y no se encuentra sujeta a nada; en consecuencia, es absolutamente libre, omnipotente e irracional. Además, la voluntad no tiene objeto ni finalidad: quiere por querer, la consecuencia de este incesante querer que sólo se detiene con la muerte es la angustia y el dolor; por eso, el deseo es por su naturaleza doloroso y la felicidad tiene siempre un carácter negativo ya que representa simplemente la supresión del dolor o de la necesidad. También el concepto de libertad es negativo ya que supone la negación de la necesidad. De ahí que la única forma de poner término al dolor sea la supresión de la voluntad, de modo que lo único que queda es la nada. La liberación por tanto, sólo se logra a tra­vés de un ascetismo religioso que Schopenhauer siempre predicó, pero que nunca cumplió.
El pesimismo que profesa Schopenhau.er en su visión del mundo se proyecta igualmente en su concepción del Derecho y del Estado. El con­cepto de Derecho es negativo ya que no contiene otra cosa que la nega­ción de la injusticia que es el concepto primordial, positivo y originario.
Las nociones de justicia e injusticia sólo tienen valor moral porque se refieren a la conducta del hombre en cuanto tal y no como ciu­dadano de un Estado, y son nociones anteriores al propio Estado y a toda legislación positiva. Es precisamente este valor moral el que constituye la base del Derecho natural o «Derecho moral» como Schopenhatier prefiere denominarlo.
El Estado nace para Schopenhauer de un pacto y su función es siem­pre negativa: garantizar la seguridad de los individuos. El verdadero ori­gen del Estado es el egoísmo, pero no se instituyó contra el egoísmo, «sino contra las desastrosas consecuencias que resultan para todos de la multiplicidad de los egoísmos individuales». Según Schopenhauer el mejor y el único medio de ahorrar a todos el dolor de padecer la injusticia es hacerles renunciar al placer de cometerla.
En definitiva, en relación con la diferencia entre la moral y el Dere­cho, mien­tras que la moral sólo se refiere a la acción en sí misma considerada, el Derecho otorga mayor relevancia a los efectos que tal acción produce, es decir, la acción humana es considerada por el Derecho solamente en el momento en que se exterioriza.

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