Según
se acercaba a su fin el siglo, el socialismo —tal y como se hallaba
representado por los partidos socialistas— no sólo había perdido su perspectiva
anticapitalista original sino que también empezaba a aceptar, aunque con dolor
por su parte, que el capitalismo no podía ser controlado de un modo suficiente,
y mucho menos abolido.
Debido
a su inmovilidad actual, definir el concepto de socialismo al final del siglo
XX presenta numerosos problemas. La mayoría de los partidos socialistas ha
llevado a cabo un proceso de renovación programática cuyos contornos no son aún
muy claros. Es posible, sin embargo, catalogar algunas de las características
definitorias del socialismo europeo según se prepara para hacer cara a los
retos del próximo milenio:
1)
Reconocer que la regulación estatal de las actividades capitalistas debe ir
pareja al desarrollo correspondiente de las formas de regulación
supranacionales (la Unión Europea, que contó en un principio con la oposición
mayoritaria de los socialistas, es considerada como terreno controlador de las
nuevas economías interdependientes)
2)
Crear un `espacio social' europeo que sirva de precursor a un Estado de
bienestar europeo armonizado
3)
Reforzar el poder del consumidor y del ciudadano para compensar el poder de las
grandes empresas y del sector público
4)
Mejorar el puesto de la mujer en la sociedad para superar la imagen y prácticas
del socialismo tradicional, en exceso centradas en el hombre, y enriquecer su
antiguo compromiso a favor de la igualdad entre los sexos
5)
Descubrir una estrategia destinada a asegurar el crecimiento económico y a
aumentar el empleo sin dañar el medio ambiente
6)
Organizar un orden mundial orientado a reducir el desequilibrio existente entre
las naciones capitalistas desarrolladas y los países en vías de desarrollo.
Esta
relación no pretende en absoluto ser exhaustiva. Sin embargo, subraya algunos
elementos de continuidad con el socialismo tradicional: una visión pesimista de
lo que la economía podría lograr si se le permitiera seguir creciendo sin
restricciones, y el optimismo en lo que se refiere a la posibilidad de que una
sociedad organizada en el orden político pudiera progresar de forma consciente
hacia un estado de cosas que podría aliviar el sufrimiento humano
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