viernes, 25 de octubre de 2013

LA PROBLEMÁTICA ACTUAL DE LOS NACIONALISMOS




Desde siempre se han justificado en función de factores como la identidad lingüística, cultural, criterios religiosos, étnicos, o incluso raciales; de cara a la sociedad. El problema es que, la sociedad actual, caracterizada por la gran movilidad de las personas gracias al desarrollo de los transportes, ha generado un Mundo donde es muy difícil encontrar comunidades puras, y una sociedad plural es un problema para los nacionalismos porque rompe la homogeneidad necesaria para su justificación.
En aquellos lugares donde existen movimientos nacionalistas en el poder, se han desarrollado políticas de homogeneización con la imposición de factores culturales.
En el mejor de los casos se ha tratado de políticas integradoras como en el caso de Cataluña; pero en otros lugares, sin embargo, se han llevado a cabo intentos de eliminar por la fuerza a aquellos que no pertenecen a la etnia-cultura del nacionalismo en el poder. Es lo que se ha dado en conocer como “limpiezas étnicas”. Por ejemplo, Yugoslavia.
Hay también que hacer mención al carácter globalizador de los nuevos nacionalismos, que se ofertan como los únicos partidos que representan en su conjunto a la comunidad, al resaltar, a base de manipulaciones de factores diferenciales existentes en el seno de dicha comunidad, aquello que sí les es común, asegurándose así estos partidos nacionalistas, cierta legitimidad de cara a conseguir el poder.
·         Los partidos nacionalistas no han sido nunca partidos de clase, sin embargo, como decía Marx, todo partido en el poder es de clase por cuanto persigue los intereses de quienes poseen dicho poder.
En las últimas décadas en Europa se ha producido un recrudecimiento de los movimientos nacionalistas y un auge de sus partidos, sobre todo en aquellos estados donde han fracasado políticas integradoras.
Una causa de esto fue la caída del socialismo real en los países de Europa del este, con el consecuente fracaso de los intentos de adoptar soluciones “tradicionales” del liberalismo y sistemas políticos democráticos, y el triunfo en cambio de los movimientos de carácter extremista y populista, únicos capaces de, en un primer momento, restaurar la estabilidad en dichos países, aunque posteriormente, sus políticas extremistas han llegado en muchos casos a provocar guerras

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