La Europa del
Antiguo Régimen se había visto conmocionada por la Revolución Francesa, que
había exportado sus ideas liberales a través de la expansión Napoleónica por
buena parte de Europa. Ante esta situación, las grandes monarquías
absolutistas(Austria, Prusia, Rusia) intentaron frenar el avance del
liberalismo en toda Europa en el congreso de Viena y para ello crearon la Santa
Alianza y la cuádruple alianza, que se encargaron de sofocar cualquier intento
de movimiento revolucionario en este sentido. De todas formas el liberalismo
burgués se extenderá imparable por el continente, al calor del cada vez mayor
poder económico de estos, de la decadencia de las viejas clases privilegiadas y
del creciente sentimiento nacional y antiimperialista de muchos de los pueblos
europeos que se encontraban sometidos por esos Imperios autocráticos. Por ello se
debe entender el nacionalismo insurgente de aquel momento como un instrumento
más para desarrollar los principios del liberalismo. Así la burguesía de muchas
partes del continente buscará la segregación de su país(nacionalismo
centrífugo) de un Imperio o la unificación de la nación (nacionalismo
centrípeto) para poder imponer su ideología y asentarse en el poder. Por tanto,
podemos decir que Los fenómenos revolucionarios de 1820, 1830 y 1848 son sólo
distintas oleadas que con distinta y creciente intensidad configuran un mismo
proceso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario