viernes, 25 de octubre de 2013

Las tres oleadas revolucionarias.




La Europa del Antiguo Régimen se había visto conmocionada por la Revolución Francesa, que había exportado sus ideas liberales a través de la expansión Napoleónica por buena parte de Europa. Ante esta situación, las grandes monarquías absolutistas(Austria, Prusia, Rusia) intentaron frenar el avance del liberalismo en toda Europa en el congreso de Viena y para ello crearon la Santa Alianza y la cuádruple alianza, que se encargaron de sofocar cualquier intento de movimiento revolucionario en este sentido. De todas formas el liberalismo burgués se extenderá imparable por el continente, al calor del cada vez mayor poder económico de estos, de la decadencia de las viejas clases privilegiadas y del creciente sentimiento nacional y antiimperialista de muchos de los pueblos europeos que se encontraban sometidos por esos Imperios autocráticos. Por ello se debe entender el nacionalismo insurgente de aquel momento como un instrumento más para desarrollar los principios del liberalismo. Así la burguesía de muchas partes del continente buscará la segregación de su país(nacionalismo centrífugo) de un Imperio o la unificación de la nación (nacionalismo centrípeto) para poder imponer su ideología y asentarse en el poder. Por tanto, podemos decir que Los fenómenos revolucionarios de 1820, 1830 y 1848 son sólo distintas oleadas que con distinta y creciente intensidad configuran un mismo proceso.

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