Marx
estudió Derecho y Filosofía en las universidades de Bonn y Berlín,
doctorándose en Filosofía en 1841. Sus primeros escritos aparecieron en la
Gaceta Renana de Colonia observándose en todos ellos una actitud crítica frente
al sistema que había establecido la burguesía. Marx visitó durante algún tiempo
París y Bruselas de donde sería expulsado por las autoridades de estas dos
ciudades, después regresaría a Alemania dirigiendo la Nueva Gaceta Renana, pero
las opiniones expresadas en la revista le ocasionaron un proceso del que sería
absuelto, aunque tuvo que salir del país, estableciéndose definitivamente en
Londres. En esta ciudad pasó muchos años de auténtica miseria puesto que sus
recursos económicos eran muy escasos a pesar de las múltiples ayudas que siempre
recibió de Engels. Por último, no hay que olvidar que Marx participó
activamente en la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores a la
que dedicó largos años de su vida.
Sus
obras más importantes son: los llamados Manuscritos
de París, Miseria de la
filosofía, Tesis sobre Feuerbach y El Capital. Por otra parte,
entre las obras realizadas en colaboración con Engels hay que destacar La ideología alemana, La sagrada familia y el famosísimo Manifiesto del Partido Comunista.
Marx
utiliza el método dialéctico desarrollado por Hegel, pero lo que hace es
cambiar el punto de partida. En lugar de emplear una dialéctica idealista se
apoya en una dialéctica materialista, dando primacía a lo real (lo material)
sobre la idea. Para Marx, la premisa fundamental es la necesidad de la
transformación de la realidad. Ahora bien, para que tal transformación tenga
lugar es preciso que nos demos cuenta cómo se desarrolla la realidad, y según
la concepción materialista de la historia, ésta sólo puede explicarse y
comprenderse a través del análisis de la realidad económica.
En
este análisis Marx distingue tres etapas diferentes: una realidad económica
antigua, otra feudal y, finalmente, la realidad económica moderna basada en el
modo de producción capitalista. Pero estos tres tipos de economía tienen una
característica común, la existencia de dos clases antagónicas: la de los poseedores
de los medios de producción y la de los trabajadores que sólo poseen su fuerza
de trabajo. El sistema capitalista representa el triunfo de la burguesía sobre
el feudalismo y lógicamente impone su modo de producción que necesariamente
engendra desigualdades. Pero cuando el capitalismo alcanza un cierto grado de
desarrollo, el capital comienza a concentrarse en pocas manos y al mismo tiempo
el número de proletarios aumenta. Por esta razón, llegará un momento en el cual
se producirá inevitablemente la revolución que cambiará el modo de producción
capitalista haciendo pasar la propiedad de los medios de producción a la colectividad.
Para
Marx la estructura económica tiene una importancia decisiva, pues de ella
depende no sólo las instituciones jurídicas, políticas, etc., sino también las
diferentes ideologías, es decir, el modo
de producción, soporte sobre el que se monta la superestructura jurídica
(Derecho) y política (Estado). Por consiguiente, el Derecho no tiene una
existencia propia ya que es el simple reflejo de las relaciones de producción.
Según
Marx el Derecho es el medio a través del cual la clase social dominante que ha
impuesto su modo de producción económico asegura su propia existencia. De este
modo, el Derecho nunca puede representar un interés general ya que su fuente es
siempre la voluntad de una clase. Incluso cuando se ha arrebatado el poder
político a la burguesía, en la transición hacía una sociedad comunista (sin
clases), el Derecho vuelve a aparecer como un instrumento de clase; pero ahora
aparece como un medio de dominación de la clase proletaria sobre la burguesía.
Sólo cuando hayan desaparecido las clases será innecesario el Derecho, es
decir, una vez que la clase proletaria haya establecido su modo de producción.
Establecida,
pues, una sociedad sin clases, el Derecho no tiene razón de ser, ya que su
existencia sólo venía justificada por la lucha entre una clase dominante y
otra dominada. El Estado es la institución que crea el Derecho y por tanto está
al servicio de la clase dominante; por eso, cuando desaparezcan las clases,
también deberá desaparecer el Estado.
Lo
cierto es que la doctrina de Marx por lo que se refiere a la desaparición del
Derecho y el Estado no se encuentra suficientemente desarrollada. Por otra
parte, las interpretaciones que se han realizado de la obra de Marx son tan
dispares que difícilmente puede llegar se a un acuerdo sobre su auténtico
significado. No obstante, tanto los marxistas como los no marxistas han llegado
a la conclusión de que en la obra de Marx la tesis de la extinción del Derecho
y del Estado no puede ponerse en duda.
Hay
que reconocer a Marx el mérito de haber dirigido sus críticas contra la
sociedad burguesa de su tiempo. Es cierto que la Revolución Francesa había
supuesto un avance notable en el reconocimiento de los Derechos y libertades de
los ciudadanos, pero no lo es menos que la clase trabajadora había quedado al
margen de la Revolución. Por otra parte, con la Revolución Industrial las
condiciones de trabajo eran durísimas e incluso inhumanas. Por tanto, era
preciso que alguien denunciara tal situación y a Marx le corresponde el honor
de haber sido uno de los primeros pensadores que mayor sensibilidad mostró
ante este grave problema.
Ahora
bien, siendo cierto que la realidad económica tiene una importancia decisiva,
hacer de la misma la base de todas las instituciones e incluso las formas de conciencia (ideologías), parece un poco
exagerado. Por lo que se refiere al Derecho, es cierto que las condiciones
económicas influyen en su configuración, pero, en ningún modo, de forma
exclusiva. Por último, no hay que olvidar que la consecución de una sociedad
sin clases resulta utópica.
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