viernes, 25 de octubre de 2013

La unidad alemana.




Tras los intentos frustrados de unificar el territorio alemán por parte del liberalismo nacionalista, será el canciller Bismarck, el que bajo una óptica autoritaria y prusiana activó el proceso unificador. En 1863, un conflicto sucesorio le sirvió de excusa para intervenir y anexionarse los ducados daneses de Schleswig y Holstein. Un nuevo conflicto, esta vez con Austria(principal enemigo de la unidad alemana), le lleva a declararle la guerra y derrotarla fulminantemente en 1866. Todavía quedaban por eliminar los recelos que despertaba esta posición unionista agresiva en algunos estados alemanes del Sur: Baviera, Badén y Wüttenberg. Pero sobretodo Bismarck tenía que doblegar los deseos e intereses de la Francia de Luis Napoleón Bonaparte, que venía practicando una política intervencionista y de arbitraje dentro y fuera de Europa. En 1870 una controversia suscitada en torno al problema sucesorio español, dio a Bismarck la oportunidad de declarar la guerra a Francia. La victoria total prusiana favoreció la culminación del proceso unificador de Alemania: en 1871 Guillermo II creaba el segundo Reich, dotándole de una Constitución federal y un sistema parlamentario, que eso si arrogaba fuertes prerrogativas para la Corona y el gobierno, limitando en gran medida el poder del Parlamento.

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